Como su sonido no es tan poderoso como el de los clarines o los cumacos de otras regiones este tambor se canta y se baila en círculo rodeando a los tocadores y se acompaña con una o varias maracas. Los toques y tonadas varían de pueblo en pueblo siendo los más emblemáticos el de Curiepe que es un poco más cadencioso y el de Mendoza que es muy veloz.